- Primer estación: Todo entra en unas cuantas cajas.
Por la contractura en mi espalda (y en la espalda de #zonzo) tengo embalada una vida muy pesada, una acumulación de bienes adquiridos, de recuerdos que no recuerdo a menos que me siente a recordarlos y no hago eso muy seguido, pero tampoco soy capaz de tirarlos ¿a caso no tengo corazón? algún día voy a querer poner en vergüenza a alguien y voy a necesitarlos.
- Segunda estación: Cargar las valijas.
La primera medida tomada fue traspasar la ropa, aquello que me envuelve todos los días y abraza mi cuerpo más de lo que cualquier chongo podría hacer, delicada y decididamente llevé todas las prendas que me adornan diariamente, inclusive mi jean favorito, el que me marca un culo celestial.
- Tercera estación: Caja desfondada.
Era predecible que iba a pasar, los libros son pesados y el trayecto al ascensor es engañoso. En fin, no hay mucho que explicar, mal humor y cinta de embalar.
- Cuarta estación: Encuentro con #GordaMala.
Entre todas las cajas y los recuerdos que si son archivables materialmente, me cruzo con la única cosa que no puedo guardar en una caja y cargar hasta el nuevo depto: mi concubina saliente. Reímos, lloramos, nos contamos guarangadas y seguimos embalando.
- Quinta estación: recibo la ayuda de #zonzo.
Antes que mis hombros se desvanezcan por el peso de los recuerdos, aparece un super heroe de esos que Marvel no descubrió entre los ciudadanos civiles particulares de la vida cotidiana.
- Sexta estación: nuevo hogar, nueva ducha.
Con mi vida dividida en dos, hago uso de las nuevas instalaciones por vez primera.
- Séptima estación: Otra caja se desfonda.
¿ alguien me regala una cinta de embalar como la gente por favor?
- Octava estación: #GordaMala hace catarsis.
Creo que voy a escribirle las instrucciones de uso a la nueva concubina de #GordaMala, no sea cosa que la rompan por mal uso, o la golpeen porque se tilda con una temática o una idea.
- Novena estación: es la tercer caja que se desfonda.
Voy a buscar cajas en la oficina, creo que las mejores son las de las resmas de hojas, a partir de ahora odio las cajas de galletitas y odio al kiosquero que seguro se está riendo desde su casa imaginándose mi vida desparramada por el pasillo.
- Décima estación: Espacios desnudos.
Sinceramente no tengo problemas con el nudismo en líneas generales, pero un departamento a medio vaciar es una imagen triste, es la ausencia misma de cosas, es la idea de que alguien va a llenar todos esos espacios con recuerdos que no voy a conocer, es la presencia de fantasmas que se amontonan en el placard, son muertos que tuve que expulsar de sus dominios.
- Undécima estación: Re-instalación.
Como un clavo que atraviesa la carne y se aferra a la madera, acomodo los primeros muebles y desarmo las primeras cajas, me voy apropiando del nuevo espacio y marco territorio colgando un cuadro de princesas en la pared.
- Duodécima estación: Duermo.
Las cosas están en su nuevo espacio, el mismo colchón, nueva cama, cierro los ojos y el mundo se desvanece, en este momento no me importaría donde esta armada la cama, lo importante es que estoy en ella.
- Decimotercera estación: Nueva concubina.
Escucho cuchicheo y nuevos sonidos, alguien se mueve con naturalidad en el espacio, el sueño no me permite percibir con todos mis sentidos, pero llego a comprender que aunque mis cosas desparramadas la sorprenden a cada paso #maru se acomoda y prosigue su vida.
- Decimocuarta estación: Llaves, vecinos y barrio.
He terminado la instalación y me reinicié para arrancar a funcionar correctamente. Me cruzo gente sonrío, saludo y camino, me hago la simpática, no puedo cagarla de entrada.
- Decimoquinta estación: Resurrección.